A continuación analizaremos la relación que debe existir entre las distintas masas patrimoniales del activo y las diferentes fuentes de financiación, a fin de que la empresa, considerada globalmente, pueda alcanzar un equilibrio estable.
Desde un punto de vista dinámico, este equilibrio se dará cuando:
- La renovación de los elementos del activo (inmovilizado, clientes y existencias) se efectúa con toda normalidad a través del ciclo de explotación y gracias a la renovación de las fuentes de financiación correspondientes.
- La liquidez de la empresa permite hacer frente a los compromisos de pago adquiridos.
Pero como paso previo a este punto de vista dinámico, hablaremos en primer lugar de un equilibrio estático que nos determinará unas reglas mínimas de equilibrio.
Cuando analizamos la estructura del activo se apreció que la composición de las distintas partidas viene determinada, en gran parte, por la naturaleza de la actividad de cada empresa.
Partiendo de esta premisa, será la composición del pasivo la que deberá adaptarse a las exigencias de la composición del activo, pero por otro lado, el crecimiento del activo vendrá, a su vez, limitado por las posibilidades de financiación o incremento del pasivo.
Los capitales utilizados para financiar el inmovilizado, los stocks u otra partida del activo deben permanecer a disposición de la empresa durante un tiempo que corresponda, como mínimo, al período de permanencia del inmovilizado, los stocks o la partida adquirida con esos capitales. Es decir:
- Que los elementos de activo fijo deben ser financiados por capitales permanentes, que sean realmente fijos (capitales propios) o con una permanencia que permita a dicho inmovilizado segregar, mediante las amortizaciones y los beneficios, el líquido necesario para reembolsar la financiación a largo plazo.
- Los valores del activo circulante, en principio, podrían ser financiados con deudas a corto plazo. Sin embargo, es muy importante tener en cuenta que es el ciclo de conversión de los activos circulantes lo que en definitiva crea líquido necesario para hacer frente a los compromisos de pago a corto plazo.
Por lo tanto, es posible que exista la regla de equilibrio financiero pero que sea insuficiente, pues también es posible que dentro del activo circulante hayas partidas de rotación lenta, o que se vea frenado su proceso de conversión hacia la liquidez y, en consecuencia, el disponible no se encuentre a punto en el momento de tener que hacer frente a los compromisos de pago.
De aquí deducimos que es necesario disponer de un margen de seguridad y que, en realidad, hay una parte de activo circulante “mínimo” necesario para la explotación que debe considerarse como activo fijo y que por tanto requiere una financiación de tipo permanente.
Podemos concluir diciendo que el análisis de la estructura del activo, del pasivo y las relaciones de equilibrio, nos ayudará a formar un criterio sobre:
- La capacidad de endeudamiento de la empresa.
- La capacidad de expansión de la misma.
- La vulnerabilidad de la estructura financiera frente a posibles acontecimientos desfavorables.