El común denominador entre las personas es que somos un consumidor más o mejor dicho somos consumidores.
Aspectos como nuestra educación y nuestro entorno político; cultural o social son también factores que nos identifican; sin embargo todos los seres humanos usamos o consumimos alimentos, ropa, transporte; educación, cultura, etc.
Ser un consumidor implica que formamos una parte importante de la estructura económica; doméstica e internacional.
Nuestras decisiones afectan la demanda de la materias primas; accesorios, componentes, etc. que pueden llevar a las organizaciones al éxito o al fracaso.
Algunos autores definen el comportamiento de un consumidor como el proceder que los interesados muestran al buscar, comprar; usar, evaluar y disponer de los bienes, ideas y servicios que satisfagan sus necesidades.
Este actuar se refiere a la forma en que los individuos toman decisiones para gastar sus recursos materiales; su dinero y su esfuerzo. Esto implica responder a las siguientes preguntas:
- ¿Qué compran?
- ¿Por qué lo compran?
- ¿Cómo lo compran?
- ¿Cuándo lo compran?
- ¿Donde lo compran?
Pero nuestras interrogantes deben ir más allá de la compra; también deben centrarse en el uso que los consumidores hacen de los productos una vez que los han adquirido; y la forma en la que los evalúan después de su consumo.
Además, se debe poner especial atención a las decisiones que adoptan cuando buscan deshacerse del bien o servicio.
En la actualidad muchos consumidores hacen responsables a las empresas no sólo de la calidad de los productos; si no de las consecuencias sociales y ambientales de la producción y uso de los mismos.
Sin lugar a dudas; el comportamiento de un consumidor es un proceso complejo y multidimensional. Su grado de complejidad se asocia a factores como la diferencia humana; la identificación de una necesidad y la búsqueda por satisfacerla.
Mientras que si multiplicidad de dimensiones tiene que ver con aspectos externos al sujeto como la cultura; la educación, la demografía, la economía, etc.
El estilo de vida de un consumidor es cambiante; conforme su vida se transforma, sus necesidades y la forma en la que buscan satisfacerlas también. Es común que las personas experimentan cambios importantes durante su tránsito por las organizaciones; la familia, los lugares de trabajo, la escuela, la iglesia, etc.
Esto significa que las personas van creando un concepto sobre si mismos y los demás; de tal manera que sus necesidades influyen en sus decisiones de consumo.
No solo parten de sus deseos individuales; sino que la familia, la pareja, los amigos, etc. intervienen de manera importante.
Es necesario destacar que el estilo de vida de los consumidores está determinado por la toma de decisiones conscientes e inconscientes, de ahí que sus características personales, su actitud ante la vida, su comportamiento, su historia, su lugar geográfico, etc. son factores que pondrán en juego al elegir un producto.
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