Las personas exitosas no están pensando en el fracaso de un proyecto, ni en cuánto pueden o no perder. Para ellos, las empresas o negocios son como un juego de números y porcentajes. Son calculadores y rápidos a la hora de tomar decisiones; en cambio, los no exitosos tienen miedo.
las personas exitosas no culpan a otras fuentes por sus errores ni esperan ayuda de los demás, están enfocados en lograr sus objetivos.
Ellas ven oportunidades de inversión y las aprovechan para conseguir más, y así alcanzar sus objetivos. El filósofo Aristóteles dijo: “La excelencia es un arte que surge del entretenimiento y del hábito, no actuamos de manera correcta porque tenemos virtud o excelencia, más bien tenemos esas cosas porque hemos actuado de manera correcta. Somos lo que hacemos de manera repetitiva. La excelencia entonces no es un acto sino un hábito”.
El agua se evapora a los cien grados de temperatura; a partir de ahí puede hacer funcionar a una turbina, motor o, incluso, a un tren. No lo podrá trabajar menos de esta medida. Existen vendedores o equipos de ventas que sin tener la suficiente preparación, quieren tener el éxito necesario; sin embargo, no lo alcanzan.
Es importante la identificación del problema, pero vamos por la senda del triunfo cuando le apostamos a la solución. Concéntrate rápidamente en esta y no en la solución, o en el problema. Se pueden analizar las causas que originaron el problema, pero desde una perspectiva de solución.
En la vida, con frecuencia, llevamos a cabo medidas correctivas y es factible la mejoría por los resultados; no obstante conquistamos lo óptimo cuando el porcentaje mayor de acciones se enfocan en lo preventivo y en lograr nuestras metas. Debemos ser proactivos, anticiparnos a los problemas para hacer las cosas de una manera mejor.
Las personas no exitosas tienen miedo al fracaso (o al éxito) y siempre titubean cuando se definen cuestiones de orden económico y esto puede llevarlas a no triunfar en esa empresa.
Ante cualquier obstáculo o reto debemos enfocarnos en su solución ya sea en el presente o futuro, nunca en el pasado. De este último podemos nutrirnos a partir de la experiencia adquirida. Así que en vez de preocuparte por el pasado realiza acciones que brinden resultados a corto, mediano y largo plazo. Concéntrate en las metas y en la visión y mantén la mente enfocada.
Teniendo presente la necesidad de enfocarnos en lo positivo, de apostar a la solución más que al problema, de concentrarnos en el presente y en el futuro y de manifestar todo el tiempo una personalidad de éxito, entonces es el momento ideal de actuar para lograr cada uno de nuestros propósitos.
Da Vinci escribió: “El hierro se oxida por falta de uso, el agua estancada pierde su pureza y el agua en un clima frío se congela, la falta de acción socava el vigor de las mentes”
Según estudios de la Universidad de Harvard, el 85% de las razones por las que una persona triunfa, personal y profesionalmente, tienen que ver con sus actitudes, la forma que está motivada para enfrentar retos, y sus habilidades para gestionar y desarrollar relaciones positivas con las demás personas.
El 15% restante tiene que ver con sus habilidades profesionales y sus conocimientos técnicos. Cada uno de nosotros tiene el potencial necesario para poder cambiar su actitud y que esta sea más positiva.