¿Por qué es importante fomentar una cultura de innovación?

Cultura de innovación

En nuestros artículos anteriores; comentamos que el proceso y la cultura de innovación son como el yin y el yang. El proceso es la parte “dura” de la innovación; mientras que la cultura es la parte “suave”.

La cultura se refleja en la actitud y el estado mental de las personas hacia la innovación; así como en las conductas, los valores y las historias que se viven en la organización. Es “la forma como hacemos las cosas aquí”.

En base a nuestras experiencias; hemos podido comprobar que una empresa puede tener un proceso muy robusto de innovación; pero si su gente no vibra ni vive la pasión por innovar; las probabilidades de éxito juegan en su contra.

Algunas empresas empiezan innovando “al chispazo” o a través de héroes individuales; después maduran un poco y realizan algunos eventos aislados de innovación; que generalmente se manifiestan en talleres de creatividad.

Luego, algunas compañías logran institucionalizar ciertos procesos; hasta alcanzar un estado final donde la cultura de innovación ha impregnado todos los niveles de la organización.

Una vez alcanzado ese estado; la empresa tendrá la capacidad de reaccionar rápidamente ante las oportunidades; de adaptarse a los cambios en el entorno y de reinventarse de forma permanente.

Por lo anterior; crear una cultura de innovación es uno de los aspectos más importantes y críticos del viaje de la innovación de cualquier empresa.

Sin embargo; cambiar la cultura de una empresa no es una tarea fácil, ni sucede de la noche a la mañana. Hay comportamientos, historias; reglas no escritas que atentan contra la innovación. Hay resistencia al cambio.

La creación de una cultura de innovación es un proceso de largo plazo; que depende del tamaño de la organización; y de cuán incrustadas están las viejas formas de hacer las cosas.

Cuando trabajamos con empresas que han iniciado un proceso de innovación; es raro toparse con un plan explícito de cómo se va a crear y fomentar una cultura de innovación.

Pareciera ser un tema tan suave y esotérico que; a menudo las empresas creen que sucederá de forma espontánea. O lo ven de manera tan superficial; que piensan que bastará con instalar un par de futbolines en el comedor de los empleados para crear una cultura innovadora.

Adicionalmente; algunas empresas en México seguimos arrastrando comportamientos que datan de la conquista española; y que dificultan la creación de culturas innovadoras en las empresas:

Vivimos atrapados en el pasado: Siempre lo hemos hecho así, ¿para qué vamos a cambiar?

Respetamos demasiado las jerarquías: El jefe es el que lo sabe todo. Las ideas vienen de arriba. Primero es la estructura, luego el procedimiento y la auditoría.

Nos falta autoestima creativa: Todo lo que viene de afuera es mejor. Lo nuestro no vale. Innovan los países ricos, nosotros no. Pensamos en pequeño, no en grande.

Somos cortoplacistas: Nunca tenemos tiempo para innovar, el día a día nos absorbe. Si no se recupera la inversión en un año, el proyecto no sirve.

Tenemos miedo al éxito: Debemos sentir envidia e impedir el éxito de los demás. ¿Colaborar con otros? Jamás.

Será interesante exponer nuestras vivencias en nuestros próximos artículos para demostrar las principales barreras que van hacia la innovación.

Recuerda que; siempre es importante incorporar en tu proyecto de innovación un sistema que te ayude con las métricas de tus procesos.

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