Cuando describimos el líder, dijimos que es una persona que tiene la capacidad de que otros lo sigan, es alguien cuya voluntad, sentimientos e intuición dirigen y controlan a otros en la persecución de una causa común, ¿Los gerentes son similares o no?.
Más adelante quedó establecida la diferencia entre el líder basado en si mismo, es decir en el grupo que lo sigue a él y aquel otro que recibe el poder de otros más arriba que él en la jerarquía.
Por fin llegamos al punto de distinción de que este es el líder-gerente, al que no llamábamos líder, porque produce confusiones que llegan a ser importantes, pero tampoco es el gerente en el peor sentido de la palabra y por eso dijimos, si bien este es un conductor, no tiene sentido establecer una palabra nueva que no será adoptada y en cambio tiene más sentido establecer distintas claves dentro de la terminología en uso.
Y sin embargo, pudimos desbrozar el camino hasta concluir que los gerentes tienen características carismáticas que en alguna medida le permiten llegar al liderazgo especial que ejerce.
La descripción de la tarea de un supervisor sigue siendo válida; la del jefe también, pero tanto una cuanto la otra, están escondidas detrás del hecho de que los espacios que les dejaba la organización eran muy pequeños.
En una empresa mediana tener diez niveles de jerarquía no era demasiado extraordinario hasta ahora y aun siguen habiendo muchas de ellas en el mundo. Sin embargo, una empresa que tenga cinco niveles, debería hoy día estar en condiciones de facturar lo mismo que aquella otra que tenía diez niveles.
Así llegamos a supervisores que son jefes, que son gerentes con mucha gente reportando a ellos, con mucha necesidad de convencer y planificar y acordar, porque no hay tanto tiempo para controlar.
Esta es la nueva situación que se ha repetido ya muchas veces en muchas páginas, para que sigamos analizándola. Lo que nos importa es que esta nueva situación produce la necesidad de un nuevo perfil de gerentes, no importa a qué nivel esté.
“Tiene la capacidad que otros lo sigan” decíamos del líder y en nuestro caso la capacidad de que lo sigan está en la organización que le exige al que pone en un puesto que obedezca a su superior. Este es el gran distingo entre los líderes y nuestros gerentes.
Pero aun los gerentes pueden hacer que las situaciones sean muy distintas para sus subordinados, desde aquellos que hacen que su gente vaya con gusto a trabajar entusiasmados por lo que se les propone, hasta aquellos que logran que su personal arrastre su malestar cada día.
La imagen de los gerentes de los sesenta o setenta o aun muchos de nuestros días, es el de una persona que va a cumplir con cierta tarea y busca sobrevivir a las luchas internas, negociando las diferentes situaciones que el mercado y la empresa le ponen por delante. Eran los malos gerentes o los llamados gerentes en vez de aquel otro líder-sajón deseable.
Estos gerentes sigue existiendo hoy día, pero si advertimos los componentes de ese otro, del líder, veremos que habla de voluntad, sentimientos e intuición puestos a la disposición de una causa común con otras personas a las que dirige y controla.
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Miguel Alberto Martínez
Director General|Luminasol