Es normal pensar que, los hermanos que han convivido juntos desde pequeños, que se han llevado bien y que han sido educados bajo los mismos valores, no deberán tener problemas para colaborar de manera conjunta y armoniosa en la empresa familiar. En teoría es lo que todo padre desea, que los hijos se incorporen al negocio familiar, que trabajen juntos y logren hacer exitosa la empresa familiar.
Para que esto suceda, se deben cuidar algunos elementos que pueden influir de manera positiva en este proyecto.
Uno de los elementos principales es tener claro que el objetivo es INCREMENTAR EL PATRIMONIO DE LA FAMILIA, no el de una sola rama familiar; RECONOCER QUE LOS PARIENTES POLÍTICOS INFLUYEN EN LA FAMILIA, por esta razón es importante que ellos entiendan lo que implica el negocio familiar.
También es importante establecer códigos de conducta para toda la familia, y establecer lineamientos sobre que se puede y que no se puede hacer como parte de la familia.
En este sentido al estar trabajando con los hermanos cobra importancia lograr acuerdos sobre inversiones a realizar, ya que aquí nacen las diferencias entre las ramas familiares: “¿Por qué tu hermano cambia de auto cada año y nosotros no?, ¿Por qué tu hermana ya visitó 3 veces Europa y nosotros no?”. Estos detalles se deben hablar entre hermanos para asegurar una sana convivencia familiar.
No menos importante es reconocer, que en la empresa familiar, la JERARQUÍA FAMILIAR no es la misma; es decir, no por ser el mayor deberás ser el director. Es muy importante reconocer las habilidades, conocimientos y actitudes de cada hermano para determinar el rol que jugará en la empresa familiar.
Finalmente, participar en la empresa familiar es DECISIÓN PERSONAL, ya que debe estar asociada a una motivación personal de formar parte de la empresa, no una imposición de los padres o los hermanos.