Me atrevería a decir que todos hemos visto como una empresa o negocio familiar cercano a nosotros ha llegado a su fin de manera inesperada. Algunas veces este «final inesperado» va de la mano con la negación de los integrantes de la empresa o negocio a ceder el poder.
En realidad esta situación es de entenderse, a nadie le gusta que le quiten lo que es suyo y más si ha trabajado por mucho tiempo para lograr lo que se tiene.
La imagen más común que se tiene de una sucesión se limita a traspasar el mando de algo o una propiedad, sin embargo la sucesión del poder en una empresa es algo fácil de entender, no tan fácil de aceptar pero muy importante para la continuidad de la empresa.
Si la sucesión de una empresa se afronta con naturalidad, tiempo y con preparación la sesión de responsabilidades no resulta tan complicada; pero si se ve como una amenaza puede convertirse en una pesadilla.
Las empresas familiares que llegan a la tercera generación son menos que las que llegan a la segunda mientras que las pocas afortunadas que llegan a la cuarta son muchas menos que las que han alcanzado la tercera.
La proximidad de los lazos familiares en las empresas de este tipo es menor con cada generación que se incorpora y la propiedad suele dispersarse más, por lo tanto el compromiso con el proyecto empresarial inicial también cambia y se debilita.
Las dificultades que vienen con el relevo generacional son una de las causas principales de mortalidad entre las empresas familiares.
Es por eso que la sucesión de una empresa familiar debe recibir la atención que merece y ser tratada como proyecto clave para la supervivencia y continuidad exitosa de la empresa.
Cediendo el poder con herramientas modernas
Se tiene la idea generalizada que a las empresas familiares les lleva más tiempo introducir grandes cambios, ya sea porque suele tratarse de organizaciones con más retos con los directivos o porque ciertos cambios simplemente tardan mas de lo normal en dar resultados.
Sea por el motivo que sea, la gestión de todo proyecto empresarial de relevo o sucesión requiere las fases típicas de fijar objetivos, planificar su desarrollo, organizar los recursos, controlar su evolución y concluir en el plazo previsto y es en este proceso dónde un sistema ERP entra en el juego.
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