En una burocracia, se da por sentado que cualquier tipo de riesgo es percibido como algo negativo; pero en un ambiente con un ritmo veloz, en donde las decisiones se deben tomar rápidamente, el riesgo no es sólo una constante, sino el ingrediente primario para el éxito.
Igualmente ocurre en la vida diaria, en la cual, cada decisión como: ¿iré al trabajo caminando o en tren? ¿fumaré un cigarrillo o me coloco un parche? tiene un peso, al comparar los riesgos contra las posibles recompensas.
El manejo del riesgo empieza con la definición del tipo de resultado que se desea evitar…
El manejo del riesgo es la habilidad de obtener más poder sobre los eventos que puedan cambiar su vida, vista de forma apropiada, será como un consejero, al momento de ponderar las oportunidades positivas de la vida y al dejar pasar las que sean inciertas.
El negocio de saber manejar el riesgo, se resume en dos principios:
1.- Estar consciente de que cualquier esfuerzo implica un riesgo.
2.- Saber que si se actúa de forma bien planificada, podrían aumentar las probabilidades de obtener buenos resultados, reduciendo la posibilidad de cometer equivocaciones.
Cuando se piensa acerca de esto, usted ya es un manejador de riesgos. Cada decisión que usted toma (pararse de la cama en la mañana, tomarse una taza de café, encender un cigarrillo o manejar su carro) implica un riesgo.
Comparar los riesgos contra los beneficios, es tanto su responsabilidad personal como profesional; no existe una fórmula mágica que le permita anticipar perfectamente lo que puede acontecer en el futuro.
El manejo del riesgo se está expandiendo rápidamente, como un campo profesional prestigioso, a la par con los doctores, abogados y contadores públicos, diariamente, las instituciones financieras muestran sus posiciones de riesgo; igualmente lo hacen la medicina, ingeniería y sismología entre otras.
Definir el resultado que se desea evitar, es crítico para el proceso de manejo de riesgo, si bien es peligroso ignorarlo, determinar los posibles resultados negativos que puedan ocurrir, es un paso fácil de ignorar, porque no existe una definición universal que aplique a todos los casos por igual.
¿Un huracán devastador es una mala consecuencia? lo es para la mayoría de las personas, aunque quizá no para alguien que se encuentre en el negocio de remodelación.
Cualquier situación dada, implica la posibilidad de más de una consecuencia negativa, por esta razón, sea explícito en cuanto a los resultados que usted quisiera evitar, y en cuanto a los que preferiría obtener en todas las áreas de su vida.
Bajo circunstancias ideales, cuando usted conoce todos los resultados posibles, puede llegar al “árbol de decisiones”. Éste le hará saber cuándo la ganancia o beneficio que usted persigue excede el riesgo que usted está dispuesto a asumir, cuando ejecuta alguna acción en particular.
Usualmente, usted debe simplificar sus opciones, sin omitir ningún elemento esencial; hacerlo con habilidad es la clave para el manejo efectivo del riesgo.
Si usted cree que hubiera tenido una oportunidad mayor a un 10% de morir en un accidente fatal, de haber manejado hasta el trabajo hoy ¿lo habría tenido en realidad? ¿hubiera asistido al trabajo?. Hoy parecería un buen día como para llamar a la oficina diciendo que está enfermo, ¿cierto?.
Usted va a trabajar a diario porque cree que tiene una excelente oportunidad de llegar a salvo hasta su oficina. Sin embargo, nunca olvide que hay una posibilidad de equivocarse en cuanto a esto; lo ideal es que usted actúe basado en sus creencias. Decidir no actuar –en este caso, quedarse en casa- tiene sus consecuencias.
“Realmente no sabíamos a ciencia cierta los beneficios que Luminasol obtendría implementando un sistema como ClickBalance. Desde que lo estamos utilizando, todas las operaciones así como la administración de la empresa se llevan a cabo de manera muy simplificada y sencilla, y esto nos permite tener un control completo de lo que sucede en el día a día, lo cual definitivamente nos ha hecho más competitivos.”
Miguel Alberto Martínez
Director General|Luminasol