Aún y cuando se hayan definido acertadamente La Visión, La Misión, Objetivos y Metas de la empresa, en ocasiones, no llega el resultado esperado o se demora en cumplirse. Tardanza que por lo general causa desánimo y ansiedad en el empresario y sus colaboradores.
Puede ser que el resultado esperado no llegue por múltiples causas, si bien este tema, para ilustraciones del artículo, se enfoca a la demora o tiempo de aguardo que los planes tienen de manera frecuente.
Como característica de un proceso de maduración normal. Habrá que aceptar que las variadas y diferentes personalidades que hay en los individuos, necesariamente influirán en la concepción particular de lo que es normal o no aceptar como duración tolerable de la espera.
Suponiendo que la visión sea muy clara (que es la parte más trascendental de la planeación); y que están bien establecidos los objetivos, metas, políticas, procedimientos, etcétera, que se deben de asumir para alcanzar lo esperado; habrá casos en que la espera sea torne tensa. Por lo que propongo algunos elementos de auxilio para mitigar la desesperación:
- Retener la energía.- Ante la tardanza del resultado esperado, es prudente no desbordarse en las dosis de esfuerzos requeridos para que el proceso fluya; pues se corre el riesgo de cometer locuras, como por ejemplo endeudarse en exceso.
- Ser firme «Como tronco de árbol, pero con ramas flexible».- Ante las voces de aquellos que cuestionen lo que se quiere lograr y escuchar lo bueno que digan; sin que ello altere la esencia de la visión.
- No preocuparse por el futuro….- ¿Para qué?; si el futuro – en muy buena medida – se ha decidido de manera proactiva en el aquí y ahora.
- Reforzar la fé.- Frente al desaliento; no hay como fortificar la certeza de la posterior conquista del resultado esperado.
- Vivir el presente.- Una vez determinado lo que se ambiciona para el futuro; será frecuente que se presenten espacios de tiempos muertos. Una conveniente actividad es la de «almacenar» trabajo que subsecuentemente resultará aprovechable…
Ya que en el presente ayudará a estar productivos; y facilitará el flujo de trabajo para cuando el éxito arribe.
- Pensar y actuar como si el resultado ya fuese concedido.- Eso generará una gran paz mental y reducirá las sobrecargas de estrés innecesario.
- Reforzar la autoestima y auto confianza.- El desaliento; por la tardanza de la aparición del resultado esperado mermará la confianza y estima personal del empresario. Por lo que él debe de desligar los hechos de su persona; y aceptar la expectación como algo común y corriente.
- Practicar el silencio y el «low profile».- No conviene caer en protagonismos; especialmente si son prematuros. Las habladurías y los festejos anticipados de las frutos que todavía no se consiguen desgastan; y atraen la atención de indeseables e incómodos espectadores.
- No buscar, si no ser buscado.- Practicar la «Ley de Acción y Reacción»: si ya se ha emprendido una acción; no es bueno correr como desesperado en la búsqueda de respuesta. Habrá que aguardar a la reacción correspondiente; y si no la hay… ¡es que no era!
- No presionar al resultado «No por mucho madrugar amanece más temprano».- El aumento de los esfuerzos; en la errónea creencia de que con ello se apurará la aparición del triunfo; resultará contraproducente, caro y extenuante.
Y si después de una razonable espera el resultado esperado sigue sin aparecer; el empresario habrá de cuestionar si la visión inicial que se forjó todavía tiene vigencia.
Se dice que en los negocios la parte difícil es la de pensar; crear estrategias y planear acciones para hacer que suceda el resultado; esto sucede tanto en las empresas creadas por las personas físicas y las personas morales; que, aunque pueden ser parecidas tienen diferencias que las hacen únicas ante los ojos del fisco.
Yo creo que la espera es más agotadora
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