Proceso de innovación: Cómo adecuarlo en tu empresa

Proceso de innovación

Es común que las empresas logren innovar, en mayor o menor grado, sin necesidad de contar con un proceso de innovación formal. A esta forma de innovar la llamamos “el chispazo”; en donde una persona identifica una idea interesante y lucha contra viento y marea para obtener recursos, derribar obstáculos e implementarla.

Son verdaderos “héroes de la innovación”, que se ven forzados a crear su propio proceso para cada idea.

Aunque esto puede funcionar para algunas organizaciones; crear procesos individuales de innovación desperdicia muchos recursos e incrementa el tiempo desde que se tiene la idea hasta que se lanza al mercado (nuevos productos o negocios); o se implementa en la organización (nuevos procesos).

Nos cuesta imaginar una empresa en donde cada persona o departamento sea libre de inventar su propio proceso para emitir una orden de compra, o para llevar la contabilidad. Bajo esa lógica, si existen procesos formales para las funciones de ventas, finanzas, compras y recursos humanos; también debe existir un proceso de innovación.

Tome en cuenta que la falta de procesos formales de innovación hace que:

  • La innovación dependa de unas pocas personas: Si los héroes de la innovación se van de la empresa, la innovación desaparece. Es decir, la innovación no es una capacidad organizacional que se gestiona y sistematiza.
  • La innovación no sea repetible: La gente no conoce los pasos necesarios para desarrollar un proyecto de innovación de forma exitosa.
  • La innovación no sea escalable: No es fácil encontrar héroes de la innovación. Son pocas las personas que tienen las habilidades, el coraje y el deseo de luchar contra el sistema para implementar una innovación.

Lamentablemente, muchas personas creen que la innovación, por su naturaleza, debe ser una actividad libre donde no hay reglas y cualquier cosa puede suceder. En otras palabras, imposible de sistematizar.

No obstante, después de observar y participar en cientos de proyectos, tanto exitosos y fallidos; hemos llegado a la conclusión de que la innovación se beneficia mucho de contar con cierta estructura y disciplina; con un proceso que lo guíe a uno paso a paso hasta alcanzar un objetivo.

Son pocas las empresas de América Latina que cuentan con procesos de innovación sistemático. Como resultado, los gerentes tienden a quejarse de que sus programas producen ideas de baja calidad, sin un verdadero impacto económico; o que sus tiempos de desarrollo son muy altos.

Dentro de los beneficios de contar con un proceso de innovación encontramos:

  • Mayor velocidad al mercado (time to market)
  • Mayores tasas de éxito en el lanzamiento de nuevos productos
  • Menores errores, desperdicio y retrabajo en los proyectos de innovación (y su correspondiente reducción de costos)
  • Mayor alineamiento y colaboración entre las diferentes áreas del negocio
  • Más eficiencia en la asignación de los recursos escasos de la empresa en los proyectos correctos

A nivel mundial, las estadísticas revelan que entre el 80% y el 95% de los nuevos productos fracasan. Existen muchas razones por las cuales esto sucede, pero una de las más importantes es la ausencia de un proceso de innovación robusto.

Todas las organizaciones tienen una enorme oportunidad de mejorar las probabilidades de éxito de sus proyectos de innovación; si implementan los procesos y las metodologías adecuadas.

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