Uno de los grandes retos del crecimiento de la empresa familiar, y muchas veces temor del fundador, es que la empresa familiar no sea lo suficientemente lucrativa para asegurar la incorporación productiva de los hijos a la misma.
Se dice que cuando «la familia crece más rápido que la empresa, la empresa tiende a desaparecer»; es decir, si la intención de los padres o el fundador es que los hijos se incorporen a la misma, y la empresa no crece lo suficiente para poderlos recibir y retribuir de manera correcta, la empresa sufrirá y por consecuencia la familia.
Casos como este existen muchos en nuestra ciudad, solo hay que darnos una vuelta al centro de nuestra ciudad y veremos negocios que existían hace 15 año hoy ya no están, o existen de manera marginal ya que no fueron capaces de actualizarse lo suficiente para competir efectivamente en el nuevo mercado.
¿Qué hacer ante una situación como esta?
Una manera de reducir este riesgo, es generar lo que se conoce como «Spin off» de una empresa familiar, lo que realmente consiste en apoyar la generación de nuevos negocios que pueden ser vinculados o no al negocio primario de la familia, pero que permitirá que los hijos desarrollen sus capacidades empresariales en un entorno diferente y sin incrementar la carga económica a la empresa familiar.
Para que surjan estos nuevos negocios, los padres deben promover la cultura emprendedora en sus hijos, y reconocer que ellos podrán tener sus propias iniciativas. Es probable que se requiera apoyar estas iniciativas, pero no siempre es necesario inyectar grandes cantidades de dinero, si no utilizar las redes de contacto del negocio principal para «apalancar» el arranque del nuevo proyecto.
Actualmente prácticamente todas las universidades tienen programas de emprendimiento, que facilitan este tipo de iniciativas, generalmente de baja inversión y que pueden generar productos interesantes.
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