Cuando nace una nueva empresa, generalmente el o los fundadores, lo hacen con el propósito de mejorar su calidad de vida y con la expectativa que sea un sustento familiar que trascienda. Mientras la empresa permanece en manos de la primera generación o generación fundadora, normalmente existe una claridad de valores y objetivos, al menos mientras el fundador se mantiene al frente del negocio.
Uno de los grandes retos del empresario, especialmente en el proceso de incorporar a hijos y otros familiares al negocio, es asegurar que se están generando las condiciones necesarias para asegurar la continuidad empresarial. En la medida que se incorporan familiares, ya sea de manera planeada o no, aumenta la importancia de asegurar que los miembros tienen una visión común respecto a la empresa familiar, ya que cada miembro de la familia puede tener diferentes necesidades y eso va a influir en lo que espera cada uno de la empresa. Algunas preguntas en las que es necesario trabajar los miembros de la familia son:
¿Por qué existe la empresa? Esta pregunta nos ayuda a clarificar la razón de existir de la empresa y poner la perspectiva correcta para cada miembro de la familia y lograr tener una visión compartida de la empresa familiar.
¿Haremos crecer la empresa o la mantendremos como está actualmente? Esto también indica si la empresa requerirá más recursos financieros, personal más competente, etc. lo que puede implicar conflictos en la familia.
¿Vamos a reinvertir ganancias o se repartirán utilidades? Si se decide que la empresa deberá crecer, otra fuente de discusión puede ser el destino de las utilidades, ya que algunos miembros de la familia pueden no estar dispuestos a invertir más en la empresa.
Estas son algunas de las posibles diferencias que se pueden dar cuando una empresa familiar no clarifica y comparte la visión empresarial, lo que de no hacerse en forma oportuna puede generar una división grave en la empresa y en la familia.
